Las emociones son de cada uno. La responsabilidad y el
disfrute es de uno mismo.
El lenguaje cotidiano abusa de expresiones que nos hacen ver
las emociones fuera de nosotros/as:
“me has enfadado”; “ me has puesto
triste”; “ me has hecho feliz”; “la has hecho llorar”, y que coloca algo tan
íntimo como mi capacidad para emocionarme, para contactar con mi brújula
interna, en disposición del otro/a: de lo que el otro/a haga, diga, piense,
comunique. Y parecería que estamos a merced de las circunstancias en lugar de poder elegir cómo sentirnos y cómo reaccionar ante una situación.
Es una de las otras manifestaciones de una educación que se
rige por lo externo y olvida que el centro de uno mismo está en el interior.
Los niños desde bien pequeños escuchan estas expresiones y
sus reflejos en el mundo y, entre otras cosas, de ello reciben:
- hiperresponsabilidad con respecto a las emociones ajenas y
- falta de responsabilidad con respecto a las propias.
El mundo al revés.
Así que te proponemos reflexionar sobre nuestro lenguaje y
lo que contiene y nuestra expresión emocional para ir buscando otros caminos,
Mon Gómez.
Teléfono: 682828378 Correo: lapuertaazul@hotmail.com
Acompañamiento a los hijos/as en ambiente preparado
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