lunes, 30 de noviembre de 2020

¡DEJA QUE EL JUEGO PERTENEZCA A TU HIJ@!, por Mon Gómez

Una mamá llegó a consulta, estaba cansada, entregada al acompañamiento y, definitivamente agotada de lo que suponía "atender" a su hij@. 
No parecía tener más dificultades que la media para el sostén emocional que supone acompañar las olas de de nuestros hijos, tenía apoyos en su familia ( padre, abuela, canguro..) e indagando, indagando, la dificultad estribaba en su enfoque al acompañar el juego de su hija. Se sentía responsable de que el niño jugase, estuviera estimulado, cambiara de actividad, no se aburriese... 
Y esto, para un adulto,cuya relación con el juego es diferente a la de un niño, es un peso que no corresponde en tal medida por naturaleza, un desvío.
  • Cuando, desde que son bebés, los niños pueden jugar libremente, y le damos espacio a su juego natural, ellos van construyendo sus juegos independientemente, en una correlación sucesiva a su edad: a más mayores, más juego autónomo.
  • Cuando la costumbre es "dar juego" y, nos obligamos a estar entreteniéndolos, pierden su condición natural, se ve entorpecida su creatividad vital y esperan de fuera lo que ya tienen dentro.
Pero, ¿qué es el juego para un niño?

Para un niño, el juego es su actividad constante desde que se levanta hasta que se acuesta, cuando no es interferida.

 Juego libre, juego estructurado a más edad,
 juego compartido o autónomo, 
 con materiales o no,
 el movimiento interno del niño es juego.

Ejemplos:

Cuando un bebé, en el cambiador, se embebe con las luces y sombras, con su propio pie, darle espacio a este juego y descubrimiento fascinante, garantiza la confianza en la naturaleza del niño y, por ende, descanso y amor en su acompañamiento.

Cuando un niño pequeño, destroza cartones, trata una y otra vez de colar la pelota por un agujero, intenta hacer un nudo, dibuja, crea personajes durante la comida.. en todas esas ocasiones el juego está activo; apoyarlo, permitiéndolo, y dándole el valor que supone, apoya el proceso relacional de padres e hijos y relaja el acompañamiento, favorece el desarrollo natural.

Tratar de controlar el juego consiste en frenar el discurso constante, perenne, del juego en el niño, su potencial creador y vital y recolocarlo cuando y donde a mi me viene bien, proponiendo, muchas veces con la mejor intención, y apoderándome de una iniciativa que no me corresponde,y, por consecuencia, impidiendo que se apropie de ella mi hijo o hija.



Esta actividad interrumpida de su flujo natural y "continuada"  externa y artificialmente con propuestas en otros momentos, sin entroncar con el interés interno, crea dependencia en los niños, de tal manera que los padres deberán finalmente encargarse de aquello que corresponde a la naturaleza propia del niño, porque se han empeñado previamente, sin conciencia muchas veces, en no confiar en ella.

Así, si no confías, no te queda otra que controlar o ausentarte.
Y controlar, es la mar de cansado.

Abrazos y feliz día, 

Mon Gómez 
Formación, consultas y supervisiones
Acompañamiento y desarrollo familiar
TLF. 682828378

2 comentarios:

  1. Excelente publicación! Me ha gustado y en varias líneas me identifique...

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  2. Me alegro mucho de que te haya servido, Jess. Gracias por compartirlo.

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