jueves, 29 de junio de 2017

AUTOESTIMA Y/0 CONFIANZA EN SÍ MISMO de nuestro hijo por Mon Gómez

La raíz de la AUTOESTIMA Y/0 CONFIANZA EN SÍ MISMO de nuestro hijo.


  •  ¿Cómo se genera la autoestima en el niño y, por ende, en el adulto?
  •  ¿Cómo surge la confianza en una misma?
  • ¿Provienen del mismo lugar autoestima y confianza en uno mismo?
  • ¿Son lo mismo?
  • ¿Qué podemos aportar desde el acompañamiento a nuestros hijos con respecto a ello?

La diferencia fundamental entre autoestima y confianza en uno mismo, atiende a la diferencia entre amar lo que el niño es independientemente de lo que haga, diga, piense o sienta y amar lo que el niño consigue con sus capacidades y su proceso.


  • La raíz de la autoestima proviene del amor incondicional al niño/a.
  • La raíz de la confianza en sí mismo proviene de la autonomía y el valor del proceso y el resultado de lo que emprenden: el desarrollo de sus capacidades.

Hay personas que tienen confianza en sí mismos y pueden emprender proyectos ambiciosos y buscar recursos para que vayan a buen  término o ir tras aquello que desean en la vida, sea un modo de vida, un gran viaje, una empresa… pero no se aprecian independientemente de lo que hagan. Hay un algo de desprecio interno, en que uno no siente que está bien, o podría ser mejor…o algún “pero” constante que ronronea cuestionándonos quiénes somos y, más allá de ello, lo que sentimos, pensamos o percibimos, que nos impide la plenitud.

En estos casos el amor incondicional no se ha dado.

Se ha dado un proceso de autonomía bien llevado a cabo en el que las capacidades no están en entredicho. Incluso, pueden haber estado sobrevaloradas, o haber sido el eje por el que se conseguía el amor: "si haces esto, te admiro, conquistas mi impacto, te veo". Por lo tanto, de hacer o no hacer esto dependerá tu amor por mí.

La autoestima, por la contra, procede de la convicción  del niño, que será adulto más tarde, del  valor y aprecio que sentimos por él haga lo que haga, sienta lo que sienta, piense lo que piense y que interiorizará en el amor incondicional por sí mismo.

¿Y cómo llegamos los seres humanos a amarnos incondicionalmente? Si nos han amado incondicionalmente en la infancia, interiorizamos esta manera de mirarnos, vernos y percibirnos, nos vivimos como algo que ya está completo y es merecedor de amor en todas sus manifestaciones de vida. Qué gustazo vivir con esta convicción y sentir interior.



Dice Jesper Juul, para explicar el sentir de amor incondicional hacia el hijo, que cuando nace el bebé, recién nacido, lo miramos con un amor sublime, vemos su perfección en lo que ya es, lo amamos por ser, por estar, porque la vida nos permite mirarlo, descubrirlo, estar cerca… ese amor incondicional es el que genera la autoestima interna. Cuando más de esta manera miremos y nos relacionemos con nuestros hijos en crecimiento, mayor autoestima tendrán: la aprenderán de la relación primaria y no contemplarán otra manera de estar con ellos mismos más que desde el amor. Tanto si están enfadados, como si piensan algo con lo que no estamos de acuerdo, como si juegan, leen, discuten, se ríen, descubren… esa mirada y sentir de amor incondicional reposando en ellos, les irá llenando el pozo de amor con el que vivirán de ahí en adelante.

La confianza en uno mismo, necesaria para emprender acciones, tomar decisiones, etc. provendrá del principio de autonomía/ dependencia. Sabiendo que los niños son seres dependientes de nuestro amor, disponibilidad, de nuestra presencia, responsabilidad y cuidado hacia ellos, también sabemos que son capaces (según la etapa evolutiva en la que se hallen) de elegir intereses motrices, sensoriales, intelectuales y sociales y gestionarlos según su capacidad en ese momento, acompañando amorosamente y sin intervenir si no es necesario por seguridad o respeto al otro.

Es muy interesante a este respecto habitar ambientes preparados para la edad en la que está el niño o niña, y aunque el ambiente preparado para la vida es por excelencia el planeta Tierra así que esa exploración más cercana o amplia (dependiendo de la edad, necesidades e intereses de los niños) de lo que me rodea, sin jerarquía, me llenará de recursos y gozo por la vida, yo también soy partidaria de habitar ambientes preparados específicos para cada edad y compartirlos en grupo con familias afines, con máximo de libertad y autonomía, pues propician el desarrollo, favoreciendo el estar amoroso y la confianza en uno mismo/a. Es por esto que nace La Puerta Azul, en Jerez, donde los padres y madres acompañamos a nuestros hijos en ambientes propicios para su desarrollo autónomo.

Mas sin mirada amorosa, incondicional, algo tan básico como el agua a la vida está flaqueando. Es la base de la supervivencia y, en base a ello, el respeto al ser autónomo dentro de la etapa de desarrollo en que cada niño o niña esté en ese momento.

Si no se da el amor, no hay posibilidad de abrir al verdadero desarrollo. Sobrevivirán de adultos pero no darán el paso a la vida en plenitud.
Parecerá que lo hay , parecerá que hay satisfacción por lo hecho, por lo que se vive, pues habrá alimento en la acción y cierta relación con el exterior... mas faltará el agua, estaremos sedientos al crecer, anhelaremos y pensaremos, como pasa a veces, que tenemos hambre y tal vez podamos hasta convertirnos en voraces mas no nos saciaremos, pues lo que tenemos es sed de amor incondicional.

Si te ha gustado y te ha servido, por favor, comparte, y ayuda a que llegue esta nueva mirada a cuantas más mamás, papás y educadores mejor. ¡Gracias!

Mon Gómez
Acompañamiento a los hijos en ambiente preparado
Consultas individuales a padres, madres y educadores
Formación a colectivos
en acompañamiento consciente a los hijos/as y
respeto a sus procesos de vida 

Teléfono: 682828378


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martes, 27 de junio de 2017

FORMACIÓN EN EDUCACIÓN RESPETUOSA EN LA PUERTA AZUL: PRIMER CURSO (BÁSICO)

1º curso 
( FORMACIÓN EN EDUCACIÓN RESPETUOSA Y PARA LA LIBERTAD 2017/ 2018)



Fecha







Taller
23-24 de septiembre de 2017
  1. Bienvenida y presentación. Las bases del acompañamiento respetuoso a la infancia y la adolescencia. Los materiales y los ambientes preparados. El ambiente relajado. 
  2. El lenguaje no directivo y no manipulativo. Lenguaje social, semisocial y egocéntrico
14 de octubre de 2017
  1. Las necesidades auténticas de los niños y niñas. Equilibrio familiar de necesidades. Patrones de relación caducos.
11 de noviembre de 2017
  1. Las etapas de desarrollo del ser humano y las bases de la neurobiología y psicología que asientan el acompañamiento respetuoso.
2- 3 de diciembre de 2017
  1. La comunicación no violenta I 
  2. La comunicación no violenta II 
27 de enero de 2018
  1. La escucha activa y los límites coherentes con la vida. Agresiones ambientales, intrapersonales e interpersonales
17 -18 de marzo de 2018
  1. Propuestas respetuosas: Reggio Emilia ( Loris Malaguzzi), María Montessori, Arno Stern, Rebeca y Mauricio Wild, etc.
  2.  Verbalizaciones, juegos  y materiales I.  Etapa preoperativa: sensorial, motriz, afectividad y sexualidad. La complacencia ( El niño de 0-6 años)
14de abril de 2018
      10.  El acompañamiento emocional. Acompañar los conflictos desde la confianza.

12 – 13 de mayo de 2018
      11.  Verbalizaciones, juegos  y materiales II. Etapa operativa: lo cultural, lo social, la moralidad del niño/a. ( El niño de 6-12 años
2-3  de junio de 2018
  1.   Verbalizaciones, juegos y  materiales II . Adolescencia. ¿Quién soy yo en este mundo? (El joven de 12-18 años).
  2.  Recopilación y cierre

























































El trabajo cuando el grupo se da en sábado es de 10:00 a 19:00 horas con descanso para comer. Cuando es trabajo de fin de semana se dará sábado completo (10:00 a 21:00) y domingo mañana 
( 10:00 a 15:00).
Más información aquí:

LAS EMOCIONES SON DE CADA UNO por Mon Gómez

Las emociones son de cada uno. La responsabilidad y el disfrute es de uno mismo.

El lenguaje cotidiano abusa de expresiones que nos hacen ver las emociones fuera de nosotros/as: 
“me has enfadado”; “ me has puesto triste”; “ me has hecho feliz”; “la has hecho llorar”, y que coloca algo tan íntimo como mi capacidad para emocionarme, para contactar con mi brújula interna, en disposición del otro/a: de lo que el otro/a haga, diga, piense, comunique. Y parecería que estamos a merced de las circunstancias en lugar de poder elegir cómo sentirnos y cómo reaccionar ante una situación.

Es una de las otras manifestaciones de una educación que se rige por lo externo y olvida que el centro de uno mismo está en el interior.


Los niños desde bien pequeños escuchan estas expresiones y sus reflejos en el mundo y, entre otras cosas, de  ello reciben:
  • hiperresponsabilidad  con respecto a las emociones ajenas y
  • falta de responsabilidad con respecto a las propias.

El mundo al revés.

Así que te proponemos reflexionar sobre nuestro lenguaje y lo que contiene y nuestra expresión emocional para ir buscando otros caminos,



Mon Gómez.
Teléfono: 682828378 Correo: lapuertaazul@hotmail.com
Acompañamiento a los hijos/as en ambiente preparado

domingo, 25 de junio de 2017

Decirles la verdad a los hijos/as por Mon Gómez


 (He escrito este artículo después de releer el libro de Laura Gutman:  Qué nos pasó cuando fuimos niños y qué hicimos con ello. Os lo recomiendo encarecidamente.)

Nombrar lo real.

Los niños tienen una maravillosa capacidad para integrar lo que suceda sin juicio y esta integración se produce con mucha facilidad en los primeros años, ayudada por el acompañamiento veraz de un adulto con el que estén vinculados. El juicio lo aportará el acompañamiento condicionado por parte del adulto. 

Que las circunstancias de su realidad sean idílicas o infernales puede ser en cierta medida una suerte o trágico, mas que no nombremos esas realidades tal como son es devastador. Produce una brecha entre la realidad y la percepción del niño por un lado, y el constructo mental (pensamientos, emociones) `que provienen del adulto que acompaña por otro y al no casar ambas partes ( lo que el niño percibe no cuadra con lo que el adulto le dice que pasa o siente o piensa) algo se descompone en su percepción global: no van en línea sensaciones, emociones, pensamientos y comportamientos, “algo no casa”… y se crea confusión. En esta batalla tiene las de ganar la visión del adulto y será la que probablemente se imponga sobre la percepción del niño. Y esta confusión que origina  la situación deviene en los niños cuando crecen en falta de orientación mental, emocional, sensorial, y otras cuestiones.
Estamos tan acostumbrados a vivir con ello que apenas reconocemos que puedan existir otras posibilidades de realización.


Si un niño en este tiempo de mente absorbente escucha de su mamá que “está bien” cuando él percibe que está llorando, su cuerpo tiembla y su rostro está abatido e incluso ( estoy convencida de esto, pues lo compruebo con mis hijos pequeños una y otra vez) es capaz de sintonizar con los pensamientos de dolor y/o de sufrimiento de la madre, algo sucede que no casa. No encaja. El mundo tal como lo percibe el niño no corresponde al mundo tal como lo nombra mamá y mamá es  tan importante y el niño tan dependiente que prevalecerá el nombre que mamá le dé y el niño se desconectará de su sensación o percepción personal, es decir, dejará de confiar en sí mismo. En pocas palabras, dejamos de fiarnos de nosotros mismos para pasar a fiarnos de otros. Nos quedamos solos. Sin lo esencial. Nos quedamos sin acompañamiento ni anclaje. A merced de los vientos.

Y si un niño siente enfado con otro y su mamá se lo ningunea, sin atender y licitar,  y decide centrar la atención no en la vivencia emocional del niño sino en  la situación, en lo que el otro niño siente, piensa, debería ser… entonces el niño aprenderá a no escucharse y tergiversarse cuando sienta enfado, de tal manera que no podrá atender a sus propios límites personales porque desconocerá su ubicación: carecerá de esa estructura básica.

Y si un niño recibe violencia de su madre, que lo agarra fuerte para sacarlo de una situación incómoda para ella, por ejemplo,  y le nombra esta verdad camuflándola en su ser contrario: “la bondad de esta madre que ayuda a su hijo” en lugar de nombrar su incapacidad para acompañarlo y el resorte automático que se genera, entonces este niño pensará que la violencia es algo bondadoso y la ejercerá por el bien de su hermano, sus amigos, sus hijos en un futuro y buscará a quien se relacione desde ahí.

Y si cuando un niño está feliz de haber hecho algún descubrimiento y se lo comparte a mamá, la mamá le llama a esa felicidad y alegría "jaleo, ruído, molestia" entonces aprenderá que cuando siente alegría ese nombre es molestia y poco a poco irá asociando la molestia con la alegría y no la podrá disfrutar. Qué loco todo esto y qué real.

  • ¿Y qué pasaría si dijésemos la verdad? O al menos tanta verdad como seamos capaces de observar y reconocer…
  • ¿Qué se pondría en juego en mí como adulto/a?
  • ¿Qué se pondría en cuestión en mí como adulto/a?
Tal vez se pondría en juego mi imagen, mi dificultad para admitir mis equívocos,  y en cuestión mi  capacidad de maternar amorosamente, mi miedo a sentir, quedaría al desnudo mi vulnerabilidad y humanidad, mi dificultad para vincularme a mi peque o separarme de él… bueno, esto es así, es un secreto a voces en nuestra generación y las anteriores, basta dar un paseo por la calle o un parque y podríamos hablar de hermosos ejemplos de encuentro entre padres e hijos y de devastadores momentos de relación entre estos mismos padres e hijos.

Nombrar el daño, nombrar el amor, nombrar lo que siento, nombrar lo que hago, ayuda a integrarlo. Los niños pueden integrar experiencias duras, de guerra, pérdidas de seres queridos, etc., si son bien acompañados, si se les nombra la realidad con palabras simples y se acogen los sentimientos que de ella devengan. Y esta experiencia difícil les enriquecerá y los humanizará, los hará más comprensivos en el futuro del corazón humano. Mas ante experiencias mucho más sencillas manipuladas y falseadas, el niño se perderá y puede hacerse un mundo y desarrollar verdaderos problemas anulando espectros de sentimientos ( enfado, tristeza, rabia, etc.) o tergiversando las realidades que le fueron dadas en falso por su mamá o su papá o cualquier otra figura de cuidado primaria.

Me viene a la mente Rebeca. Rebeca Wild, que era guía Montessori, adoraba los materiales sensoriales que se emplean en los ambientes para niños y niñas de entre 3 a 6 años. Unos cuantos de ellos corresponden a pares que se deben emparejar desde los diferentes sentidos: olfato, gusto, vista, tacto, oído. Ella los contemplaba sagradamente y , como si fuera la primera vez que jugase, los hacía cuadrar, “ casaban o no casaban” unos con otros: “ este casa con este”,  “este no casa”. Y este es una de nuestros primeros aprendizajes: la percepción sensorial de la realidad y encontrar los iguales. Lo que sí va, lo que no va. En el futuro se convertirá en un concepto sólido si tenemos estos perceptos  bien asentados y entonces podremos decidir lo que del mundo casa entre sí o casa con nosotros para decisiones más determinantes que juntar un par de olores o sabores.

¿Pero cómo vamos a saber lo que casa con nosotros si nuestra brújula interna está falseada?
¿Cómo vamos a saber qué sí o qué no si solo podemos sentir parte del espectro emocional y adquirimos confusión sobre nuestras percepciones porque han sido negadas o no escuchadas o directamente confrontadas?

Así que si la base está  desajustada, aprenderemos a renunciar a lo nuestro y no podremos saber qué casa con nosotros, y puede ser que tomemos muchas decisiones incluso en nuestra contra o, al menos, sin que nos sean nutritivas.

Otro de los  sabios planteamientos de Rebeca Wild  era “ digo lo que hago” y “ hago lo que digo” y me ahorro muchas otras palabras innecesarias. Al trabajar con los materiales  manipulativos de cálculo esta tarea de “ decir lo que haces y hacer lo que dices” que parece tan simple, nos abre al darnos cuenta de la brecha entre nuestra palabra y nuestra acción. Poco a poco, al trabajar desde aquí se producen cambios, porque empieza a ajustarse palabra y acción y a transformar nuestras vidas. Y sé de casos de fuertes crisis de parejas y reajustes a posteriori positivos, porque a pocos alguien en la casa empezó a decir lo que hacía y no a callarlo, o a hacer lo que decía y no a dejarlo pasar, tras su trabajo en materiales.

Si le cuento al niño lo contrario de lo que hago, pues lógicamente el niño estará confuso, pero dada su necesidad de amparo y amor, preferirá desintegrar la realidad a considerarme poco fiable, pues soy su sostén. Si el sostén es poco fiable, ¿qué va a ser de él? Está en juego su supervivencia y eso es más grave que ninguna otra cosa para un niño/a.

Así que creerán las mentiras como si fueran verdades por no cuestionar la figura materna.

Y cuando de mayores, de repente, alguien nos dice una verdad no nombrada, se suele producir un estado de choque, de confusión, que suele quedar en el silencio, hasta que se va ajustando e iluminando esto nuevo de mí que no veía. Ese mismo estado de confusión por el que transitábamos de pequeños cuando la asociación entre lo que decía mi madre y lo que yo percibía no cuadraba, esa misma confusión que se va deshaciendo cuando nosotros o personas que nos acompañan le ponemos palabras a la realidad que fue o es, y tras pasar por un momento de asombro, hacemos “click” y podemos entender mejor.

Los hijos son una oportunidad fascinante para que esto se dé en nosotros, esos “cliks”, y también para que tomemos conciencia como padres y cuidemos de validarlos, escucharlos, confirmar su percepción, sus emociones y su mirada al mundo y se lo puedan llevar como un tesoro de conexión consigo mismos a la adultez. El tesoro que traen por vivir. No robarles el tesoro de ser y estar con ellos mismos. Un proceso de madres-hijos o padres-hijos, en que ambos polos salen ganando.

Pues qué descanso poder nombrar lo que se es, lo que se siente, lo que se observa, lo que se hace, sin más. Licitándolo y confiando en que tenemos las herramientas vitales niños y adultos para integrar la realidad, lo que sí no podemos con salud es andar a cuestas con falacias locas  sin consecuencias trágicas para  los niños, los papás y mamás, la sociedad…

Algunos casos en los que solemos mentir a los niños:
  • ·         Cuando hablan de sentimientos que nos cuesta sostener: de enfado, tristeza, rabia…
  • ·         Cuando sucede algún acontecimiento trágico: accidentes, muertes, enfermedades…
  • ·         Cuando somos violentos o crueles con ellos: gritos, amenazas, castigos, invalidación, desprecios, etc…
  • ·         Cuando no queremos que lo que hacemos o decidimos provoque reacciones emocionales en los niños: nos vamos de casa, nos vamos de viaje, decirles que no a algo que desean y ahora no está pudiendo ser, etc…


Vamos a ponernos en claro, porque si  aclaramos quienes somos  podremos transitarnos para llegar a esa otra parte también nuestra de confianza, paz, serenidad, alegría y amor. Teóricamente, no funciona. Es en el acompañamiento de cada día.

Si te ha gustado y te ha servido, por favor comparte y haz que llegue a cuantos más padres y madres y educadores mejor. Un abrazo y gracias. 

Mon Gómez

En La Puerta Azul trabajamos en grupos de confianza para creando lazos entre nosotros poder abrirnos y ayudarnos en esta tarea de acompañar desde el respeto y acompañamos juntos a nuestros peques desde este enfoque para que con la energía del grupo y nuestras tomas de conciencia se vaya aposentando en nosotros esta nueva energía a la hora de estar y crecer con nuestros/as hijos/as.
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jueves, 22 de junio de 2017

Los "malos padres" por Mon Gómez

Los “malos padres” 

"Voy a esperar a  estar preparada emocionalmente, tener suficiente información, materiales, contrastar con otros, leer muchos libros y sanarme la infancia, para decidir acompañar a mis hijos sin autoritarismo ni manipulaciones  y ponerme en vínculo con ellos". Bueno, esto es tan loco como estos propósitos eternos del año nuevo de que en algún momento llegará un día más propicio para empezar una dieta milagro e ir al gimnasio todos los días hasta que mi cuerpo sea como a los 20.  Pienso que estas metas tan altas y rápidas atienden, sencillamente, a una resistencia interna al cambio y también a que, en ocasiones, nos ponemos en contacto con estados en los que no confiamos cómo manejar. Y entonces o nunca es el momento y procastinamos, o empezamos aspirando a ideales inalcanzables en poco tiempo y nos sentimos mal por no llegar a ellos. Dos buenas maneras de sabotearnos.
 Al recorrer un camino nuevo , las garantías del pasado las dejamos atrás y confiamos: no sé lo que me voy a encontrar y voy enfocando. Enfoco hacia donde necesito y quiero, para ser la madre que quiero ser, la persona que he venido a ser, para que mis hijos puedan ser ellos mismos,  y se dé fluidamente, aquello que han venido a hacer, sentir, pensar y compartir en este mundo. Y me amo tal como soy que es la mejor manera en que puedo ser en este momento de mi vida. Puedo acompañarme desde el amor, desde hoy. Si entro en juicios, críticas, comparaciones o me devalúo como madre entonces creo un modelo negativo para mi hijo, y me hago mucho daño. Uno de los más importantes canales de aprendizaje de los niños/as es el imitativo. Soy la mejor madre que puedo ser ahora mismo. Y estoy enfocando para ampliar mi mirada y poder seguir creciendo.


Rebeca y Mauricio Wild, fundadores de la escuela Pestalozzi,  pionera en la educación activa en el mundo, me contaban que ellos empezaron a enfocar de una manera diferente aceptando sus flaquezas y las de los adultos que los rodeaban,  iniciaron el proyecto porque se pensaban “malos  padres”, sabían que tal como lo hacían no ayudaba y había que empezar en algún momento. No podían esperar a “ estar preparados” porque esa preparación era inherente a la experiencia de maternar amorosamente, de aprehender la libertad y el respeto a través y con los hijos/as. Y no hay “método” posible más que el aprender viviendo.

Cuando iniciamos un camino de educación respetuosa empezamos a ver con más claridad toda esta violencia hacia la infancia y, tal vez, al tomar conciencia, devenimos en caer en la cuenta de lo “malos padres que somos” y de “ lo perdidos que andamos en ocasiones”.  Si sirve para darse cuenta de lo que queremos cambiar, bienvenido sea este momento, si nos instala en la culpa, el miedo, la vergüenza, la exigencia o nos bloquea; eso nos hará daño y se lo trasladaremos a nuestros hijos/as y les hará daño a ellos.  

Observar esa culpa, miedo, exigencia, inacción y vergüenza es una oportunidad para acompañarlas en nosotros desde el amor y el respeto, desde la libertad y los límites,  y en sus manifestaciones en nuestros hijos.  Pues ellos, en un proceso de ósmosis, las aprenden también de nosotros.

Alice Miller nos descubre a lo largo de su bibliografía cómo en la educación a los niños hay un patrón de violencia que está tan arraigado que apenas lo  reconocemos como tal: 

  • desde tocar a los niños con violencia explícita o contenida, 
  • hasta el grito o la amenaza,
  • el desprecio de un contacto físico,
  • o la manipulación y negación de lo que verdaderamente sienten, quieren o piensan.  

Y si hemos vivido este patrón de pequeños, tenemos tendencia a seguir haciéndonoslo internamente a nosotros mismos y también  a hacérselo a nuestros hijos/as. Y, de momento, no conozco a nadie que no lo haya vivido en menor o mayor medida. Y duele verlo y podemos acompañar ese dolor con cariño para a través del amor llegar a otras realidades personales y relacionales.

Poder mirarnos necesita de nuestro amor y compasión. Cuando se abre la mirada es difícil la marcha atrás, el dejar de ver el legado de falta de amor que heredamos generación tras generación, incluso con las mejores intenciones. Así que este miedo, esta culpa, esta vergüenza, y exigencia necesita de nuestro más profundo amor y compasión, de sabernos merecedoras de ser unas hermosas madres más allá de nuestras debilidades y fortalezas, de que nuestras debilidades son el camino hacia el amor y de que acompañándonos así podremos hacerlo también con nuestros hijos/as.

Si los tratamos con confianza, ellos van a tratarse con confianza, y también a los demás, podrán usar la confianza en su vida para satisfacer sus necesidades y trasladarla a la siguiente generación orgánicamente.  Y como padres, si la confianza ha estado ausente en nuestra educación,  podemos hacer un trabajo desde la toma de conciencia, habitar otras maneras de estar y acompañar, rompiendo el eslabón de la cadena generacional que nos ha tocado vivir, y siendo conscientes de que  generación tras generación será más orgánico lo que se logre transmitir sobre la libertad, el amor y el respeto a los hijos.

Deshacer la cadena en nuestro acompañamiento a los hijos/as pasa por mucho calor interno, por gran amor y respeto hacia nosotros mismos, por la aceptación de quienes somos hoy y lo que no somos, por ir pasito a paso y por ponernos también nuestros límites sobre qué nos vamos a jugar o no con nuestros hijos/as  y a ver qué pasa con esto. El resto, la crítica hacia nosotras mismas, la negación emocional, etc., fortalecerá  el hierro. Es el fuego del amor el que lo irá deshaciendo.

En La Puerta Azul, el trabajo de adultos en un proceso continuo y los tiempos de acompañamiento conscientes con el calor del grupo y la intención y atención clara de satisfacer necesidades de los niños y niñas, nos ayuda a crear un espacio relajado en nuestro interior de presencia con nuestros hijos e hijas y de mirada atenta y amorosa. Entrenamos esta parte de nosotros y nosotras mismas y cuantas más veces y con más conciencia pasamos por ahí más se va fortaleciendo en nosotras.

Mas algún día podemos decidirnos a empezar, y ese día puede ser ahora, así, tal cual somos, desde quienes somos, desde la aceptación y el enfoque, porque no hay más momento que el presente y no hay  más oportunidad que esta.

Y si no nombramos lo que hoy somos y lo que hoy hay, con su dosis de violencia y descontento; mientras sea un secreto y  lo callemos, entonces, será  difícil aceptar nuestra realidad y transitarla.
 “ Pues sí, voy hacia allí, y soy esto hoy, hoy estoy aquí y lo acepto y me amo así”. Con la confianza de que si ese amor es fuerte, real, nos permitirá acompañarnos con lucidez y devendrá en lo mejor de nosotros. El resto, como en las imaginarias dietas y el gimnasio, es pura fantasía.

Mon Gómez.
Teléfono: 682828378 Correo: lapuertaazul@hotmail.com
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